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Primeras expediciones a la Antártida

Responder quién fue el primero en llegar a la Antártida es algo complicado. Dependiendo de a quién hagas la pregunta, te podrán contestar que fue un explorador u otro. Esto se debe a que en 1820 hubo dos expediciones rivales que se propusieron descubrir la Antártida y, por supuesto, solo una de ellas podría llegar primero.

No cabe duda de que este continente helado siempre ha sido bastante particular. A día de hoy, todavía supone un reto para muchos el llegar a la costa antártica. En este artículo vamos a centrarnos en las primeras expediciones que se hicieron a la Antártida.

Si te resulta interesante, a día de hoy puedes recrear alguna de ellas con la ventaja de que ahora se tiene más tecnología. Si quieres saber más acerca de la Antártida, no lo dudes, sigue leyendo.

Descubrimiento y exploraciones de la Antártida

Amundsen

Amundsen fue el primer explorador que llegó a la Antártida, en concreto, lo hizo cinco semanas antes que su competidor Robert Falcon Scott del que hablaremos más adelante. La llegada de Amundsen a la Antártida se produjo el 14 de diciembre del año 1911. A diferencia de su rival Scott que murió en el viaje de vuelta, Amundsen llegaría sano y salvo junto a su expedición de regreso a casa.

La primera idea que tuvo Amundsen fue llegar al Ártico y conquistar el Polo Norte. Para lograr su empresa utilizó un navío especial para poder navegar sobre el hielo, el Fram, barco que ya había sido utilizado con éxito en la exploración polar de Fridtjof Nansen. Mientras se preparaba para llevar a cabo su hazaña, 1909 le comunicaron que se le habían adelantado, por lo que cambió todo su objetivo y lideró así su expedición a el Polo Sur.

Esta expedición la mantendría en secreto hasta el 10 de noviembre de 1908 que sería cuando anunció sus planes. El plan consistía en llevar el Fram a rodear el Cabo de Hornos, reabastecerse en San Francisco y seguir hacia el norte hasta Punta Barrow. A partir de aquí el rumbo sería directo hacia el hielo hasta comenzar un viaje que duraría entre 4 y 5 años.

Durante tres inviernos Amundsen estuvo viviendo y trabajando en el ártico hasta que al final logró navegar por una ruta que se abría paso entre las islas hasta los mares de Beaufort y de Bering, lo que era concebido como un logro histórico. Durante todo el tiempo que estuvo viviendo con los nativos aprendió a manejarse mejor sobre el hielo, unos conocimientos que le serían muy válidos de cara a su carrera hacia el polo sur.

Amundsen junto a sus hombres dedicó seis meses a acumular provisiones para el viaje y a estudiar bien el entorno. Sería el 20 de octubre cuando emprendería el viaje de 1300 km que le separaba de su objetivo. Para el viaje, llevó consigo 4 trineos, cada uno con una carga de 400 kilos tirado por 13 perros. A pesar de las inclemencias del tiempo y de lo inhóspito del terreno, los noruegos llegarían a su destino según habían programado y sin incidentes.

Scott

En cuanto a la carrera de Scott, a pesar de que culminaría su llegada el 17 de enero de 1912, el desenlace no fue tan feliz como el de Amundsen. La carrera de Scott comenzaría el 15 de julio de 1990 en su barco Terra Nova. Llegaría a Nueva Zelanda el 28 de octubre donde se abastecería.

A diferencia de Amundsen, Scott contaba con mejor tecnología, prueba de ello era los vehículos motorizados que utilizaría además de caballos o perros. A pesar de esto, el equipo motorizado acabaría estropeándose y buscaron alternativas lo que inevitablemente retrasó al grupo.

Después de algunos cambios en la expedición, el 20 de diciembre 12 hombres del grupo de Scott llegarían al glaciar Beardmore sin saber muy bien Scott que grupo le acompañaría al final a su expedición al polo. Los hombres de Scott se repartieron entre aquellos que eran grupo de apoyo, otros que trasladaban a los enfermos y un grupo final que se adentró al polo sur.

Este grupo del polo compuesto por Edward Adrian Wilson, Lawrence Oates, Henry Robertson Bowers y Edgar Evans junto al propio Scott alcanzarían la posición a la que llegó Shackleton tres años antes para recorrer los 180 kilómetros finales hasta la llegada al polo sur durante los siete días siguientes.

A su llegada, el propio Scott se decepcionó al encontrarse con una tienda con una bandera noruega, señal inequívoca de que Amundsen había llegado antes. Además de la tienda, los propios noruegos dejaron suministros para Scott para así ayudarle en su expedición.

La principal diferencia entre ambas expediciones se produjo en la forma en la que se hicieron. Mientras que Amundsen utilizó trineos con perros que le fue muy bien, los hombres de Scott tuvieron muchos más problemas para lidiar con los caballos y la maquinaria. Se buscaba que estos tuvieran un tiempo más favorable para salir lo que al final acabó retrasando al grupo.

Además de esto, el viaje de Amundsen al polo tuvo una duración de 57 días en comparación a los 79 que había durado el de Scott. Por su parte, Amundsen había salido 12 días antes. Cuando Scott plantó su bandera fue el momento de regresar de la expedición. Avanzaron a un ritmo razonable durante los primeros días a razón de 23 kilómetros diarios.

Con el paso del tiempo las temperaturas fueron bajando y la nieve cada vez se ponía más dura y espesa, lo que aumentaba la adherencia de los esquís y dificultaba el paso de los trineos. El 7 de febrero comenzarían el descenso del glaciar Beardmore, siendo la localización de los depósitos de suministros algo imposible.

El equipo de Scott fue víctima de la desnutrición y los miembros de este fueron falleciendo poco a poco siendo Evans el primero que lo haría el 17 de febrero. Ante la nueva barrera de hielo a la que llegaron, las condiciones meteorológicas se volvieron todavía más extremas y finalmente la malnutrición, el escorbuto y la deshidratación no perdonaron a un grupo que jamás regresaría y encontraría su fin en el hielo.

A pesar de que Scott había perdido la carrera se convirtió en todo un héroe. De hecho, el viaje de vuelta cuenta con grandes momentos que han sido inmortalizados en obras de arte. Uno de los momentos más vanagloriados fue el sacrificio de Oates. Este explorador, estando prácticamente derrotado por la gangrena que sufría, para no retrasar a sus compañeros de expedición sabiendo que no le iban a abandonar a su suerte decidió sacrificarse por el bien del grupo y abandonar la tienda.

Finalmente, el diario de Scott fue rescatado y sirvió como una crónica perfecta para saber las duras condiciones a las que se tuvieron que enfrentar a la vuelta.

Shackleton

La expedición conocida como Endurance fue la última gran expedición que se llevó a cabo en la época dorada de la exploración de la Antártida. Esta expedición tenía como artífice a Ernest Shackleton que aspiraba a ser la primera en atravesar por tierra todo el continente antártico.

La distancia a recorrer era de 2900 kilómetros, estando más de la mitad del trayecto sin explorar. A pesar de que la expedición no tuvo éxito, ha conseguido ser recordada como una expedición llena de heroísmo y supervivencia.

Esta expedición comenzaría un 8 de agosto de 1914 e iría haciendo varias paradas para reclutar nueva tripulación y hacerse con suministros. El viaje del Endurance no sería del todo cómodo, ya que después de zarpar el 5 de diciembre a la Antártida, encontraría una banquisa muy al norte que llevaría al barco a maniobrar.

Durante los días siguientes tuvieron muchos encontronazos con varios bloques de huelo hasta que, finalmente, el 14 de diciembre el encontronazo sería con un bloque de hielo mucho más grueso lo que llevaría al barco a estar detenido un día entero. Este suceso se repetiría tres días después, aspecto que sorprendió bastante a Shackleton como relataría en su diario de a bordo.

Todas estas paradas retrasaron inevitablemente el paso del Endurance que, a pesar de todos los envites, todavía se mantenía firme. Finalmente, gracias a que las sondas abrieron paso, el Endurance pudo navegar libremente sin detenerse hasta el 22 de diciembre. A pesar de que se encontraron con algún retraso moderado, el avance fue bastante bueno hasta que entre el 7 y el 10 de enero se encontraron cerca de una pared de hielo de 30 metros de altura en la región costera de Tierra de Coats.

El 15 de enero el Endurance se encontraba junto a un gran glaciar en su orilla. En este glaciar se formaba una especie de bahía que a Shackleton le pareció un buen lugar para desembargar, un hecho del que más tarde se arrepentiría. El Endurance se encontraba próximo a la costa de Luitpold en su parte más austral. Al día siguiente, el barco tuvo que cambiar el rumbo 23 kilómetros hacia el oeste, continuando hacia el sur para luego girar al noroeste hasta finalmente detenerse completamente.

El Endurance quedó atrapado en el hielo en la posición 76°34’S, 31°30’W. A pesar de los esfuerzos para poder liberar el barco del hielo, el propio Shackleton obligó a la tripulación a cortar el hielo con cinceles, sierras y picos, resultó imposible.

A pesar de estar atrapado en el hielo, el barco se movería junto a la plataforma de hielo en la que se encontraba encallado. La velocidad del hielo era bastante baja. A finales de marzo Shackleton calculó que habían recorrido únicamente 155 kilómetros desde el pasado 19 de enero. El barco seguiría a la deriva hasta cuatro meses después en donde, con la llegada de la primavera se pudo abrir el hielo.

Cuando el Endurance se encontró en la posición 72°26’S, 48°10’O el hielo comenzó a romperse. El principal problema fue la presión a la que estaba sometida el barco por los bloques de hielo, provocando una importante escora a babor. Con el paso del tiempo el Endurance empezó a sufrir el efecto de las presiones y los marineros temieron por su estado.

A pesar de que había sido capaz de resistir varias presiones, el 24 de octubre se empezaría a agrietar el casco y el agua empezó a entrar en el barco. Mientras que la tripulación trataba de reparar el casco, bajaron al bloque de hielo los suministros y los botes salvavidas con los que contaban temerosos de que el Endurance no aguantaría más. Fianlmente, el 27 de octubre y con unas temperaturas de -25º, Shackleton daría la orden de abandonar el barco.

Después de la rotura y abandono del barco lo único que quedaba era sobrevivir y para ello barajaron llegar a diferentes islas cercanas, una empresa de lo más complicada por la presión del hielo y el alzamiento de los bloques de hielo de hasta 3 metros de altura. Las condiciones meteorológicas eran de lo más adversas y, además, la visibilidad era muy escasa. Andar por la nieve que llegaba hasta las rodillas era todo un reto.

El viaje no fue para nada sencillo y después de vagar por el hielo finalmente, Shackleton junto a dos de sus hombres llegarían a Peggotty Camp en donde fueron recogidos por un barco. El resto de la expedición había quedado en isla Elefante donde días más tarde fueron recogidos por el barco que rescató a Shackleton poniendo un final feliz a la historia.

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